jueves, 22 de mayo de 2014

LA INFLUENCIA DE LA CULTURA EN LA NARRATIVA VINCULAR.


LA INFLUENCIA DE LA CULTURA EN LA NARRATIVA VINCULAR




Solange Beltrán Rubilar

 Psicóloga

Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo 
 que el hombre llama noblemente necesidad de amar.

Charles Baudelaire (1857)

 Siendo varios los aspectos que influyen en la complejidad de la mente humana y en el significado que le otorgan los individuos a las relaciones y las perdidas, he de profundizar en esta ocasión sobre el cómo la cultura ha creado una construcción social de los lasos afectivos, el amor, sus consecuencias e implicancia

 Resulta difícil logar expresar la concepción de lo que es una perdida relacional sin antes profundizar sobre los aspectos que influyen en el cómo la sociedad ha ido construyendo una narrativa vincular, a  modo de novela con una estructura de significados, en donde la individualidad y la historia de vida no se determinan solamente por lo racional y la lógica, sino también por la emocionalidad, lo sensorial y la influencia  que recibe del contexto.

 El ser a lo largo del la historia de la cultura occidental ha buscado la confirmación, la verdad y el sentido de pertenecía en  utopías colectivas de carácter ideológico y político. En la posmodernidad al existir un derrumbe de estos ideales el amor romántico se ha erigido en una nueva utopía de carácter emocional que viene suplantar el vacío existente en el inconsciente colectivo sobre un bien común para la sociedad.

 Se ha de mencionar que la intención no es desmitificar las relaciones afectivas o el concepto del amor ya que es claro que es un estado satisfactorio he  enriquecedor siendo es uno del los pilares fundamentales de la sociedad.


El mercado del amor en la posmodernidad

 La cultura del amor pasa hacer una nueva forma de poder y control social sin perder su carácter ideológico y cristiano el cual toma espacial relevancia  en la economía global. El amor, o el amor organizado socialmente es una actividad creativa y práctica interhumana, siendo el tercer tipo principal de poder que mueve la historia y que, por ello, debe considerarse su significación teórica y tomarse seriamente como tal (Anna Jonasdóttir, 1993).

 El poder al cual me refiero se traduce en el auge de las industrias nupciales: inmobiliarias, agencias de viajes, iglesia, hoteles, salones de boda, día de San Valentín;  todo lo que el mercado ofrece para satisfacer las necesidades indispensables con las que el enamorado ha de demostrar su afecto. Ahora cuando el lazo afectivo pudiese llegar  a su fin, el mercado y el estado, nos provee de abogados, de psicólogos, corporaciones de asistencias judiciales y tribunales de familia.

 El amor es, así, un mecanismo que encauza el estilo de vida consumista imperante en nuestras sociedades actuales  y que en el ámbito de la economía se utiliza en recursos y dinero para  sustentar las crisis de pareja, las angustias del amor y los esfuerzos para superar el dolor. Como se puede observar es un negocio rentable en donde se obtienen ganancias estando en las dos caras de la moneda.

 Es claro los alcances y beneficios en el ámbito de economía, mercado y deciplinamiento social el mantener una cultura de amor romántico, erigido en una nueva utopía de carácter emocional, siendo una construcción social y simbólica que varía según las culturas y las épocas históricas a pesar de que siempre se ha considerado el amor pasional un fenómeno individual.

La utopía  del afecto influenciada por la cultura 

 El individuo se ve movilizado a buscar aquello  que la cultura ha creado como el ideal de lo que es el amor, lo que se espera de una relación, las características que debe poseer ese otro y lo que es peor aun, que el individuo configure su ideal de ser a través de crear y mantener dichos vínculos, como si este fuera el único camino existente para mantener un estado de bienestar en donde se pone a prueba todo los esfuerzos, cualidades y recursos del ser en la pareja.

 Este mercado sentimental  del amor tiene su propia oferta y demanda ya que todos buscan a la persona ‘ideal’ con la cual establecer la relación perfecta, una especie de búsqueda compulsiva del paraíso, un edén  emocional en el que las necesidades de autorrealización y de felicidad se ven colmadas y satisfechas  por  un sentimiento que persigue fines de benevolencia y al que suele atribuirse ciertas cualidades de atracción y dependencia hacia una persona y gracias al cual podemos sentir que hay alguien que nos escucha, nos apoya incondicionalmente y lucha con nosotros contra los obstáculos de la vida: el amor como una fuente de felicidad absoluta y de emociones compartidas que amortiguan la soledad.


 Le atribuimos un lenguaje y un significado al enamorarse, le asociamos a ese estado determinados sentimientos y códigos de conducta que debemos tener, el cómo, el cuándo, de quién y de quién no enamorarse. Algunos elementos como: sacrificio por el otro, pruebas de amor, olvido de la propia vida, expectativas mágicas, como la de encontrar un ser absolutamente complementario (la media naranja) son prototipos heredados  de la religión, la cultura, el cine y la televisión  siendo estos ultimo al parecer el nuevo opio del pueblo como diría Karl Marx.

 Se produce una pérdida  del sí y una falsa individualidad orientada hacia la posesión de objetos materiales como de inmateriales debido a las carencias del no verse; de no descubrir las potencialidades y las fortaleces, como diría Nietzsche en una de sus frases celebres y comprendida por pocos “La valía de un hombre se mide por la cuantía de soledad que le es posible soportar”.


La narrativa  vincular  se desvanece

 Al perderse en otro, se pierde la propia identidad del ser  y ese abandono  que pereciera ser  voluntario y gratuito se encuentra a la base  un esperar, un pago por aquel desprendimiento el cual tributa en el sentido  de  pertenencia sobre otro, entonces el objeto pasa hacer un deudor continuo de aquel  sacrificio, y cuando aquello que se cree poseer se aleja; queda la sensación que el poder se ha perdido dejando una sensación de carencia.

 El individuo al encontrarse desprovisto del objeto amado, comienza trascender por un camino en donde se ve forzado a mirar su reflejo tal como lo haría frente a un espejo, el cual  vislumbra como vacio y  desnudo. La angustia se hace presente cusa por la cual  el ser se aferra  a la posibilidad de recuperar aquello que le cubre el espíritu. Cuando esto no es logrado el objeto codiciado se  idealiza junto con  todo la experiencia vivida, tiempo que a de trascurrir  hasta que ese otro sea devaluado comenzando  una nueva búsqueda para salvaguardar el self.

 Las grandes expectativas que ponemos en que alguien nos ‘salve’ y nos ‘colme’ la existencia por completo hacen que la gente se sienta frustrada o agobiada por la tremenda responsabilidad que depositamos en la otra persona El amor es utópico porque su idealización es irrealizable y su intensidad no es para siempre. Nos convertimos en una especie de escultores, constantemente tallando en los demás imágenes que anhelamos, necesitamos o deseamos, a menudo en contra de la realidad, contra su beneficio, y siempre, al final, un desengaño, porque no se ajusta a ellos. ( Anais Nin, 1932).


 Al parecer el ser humano es incapaz  de enfrentarse con la verdad de que somos seres únicos  y no una extensión del otro siendo nuestra vida y acciones de total responsabilidad nuestra. El hombre tiene un Instintivo odio a la realidad: resultado de una extraña irritabilidad y sensibilidad al sufrimiento que ya no quiere ser “tocado” porque todo contacto provoca en él una reacción excesiva. (Nietzshe, 1888).

 Pero la narrativa vincular no solo se debe a lo construido por la sociedad sino también por los vínculos mentales adquiridos a lo largo de la vida los que se verán reflejados en él como nos relacionamos en el presente. Si en la experiencia temprana de la niñez el hombre que no se sintió querido puede adoptar una actitud caracterizada  por esfuerzos desesperados para ganarse el afecto de los demás mediante actos de excepcional amabilidad y comprensión; acaso no han escucha aquella frece que dice el “amor todo lo perdona y todo lo soporta”. 

 De esta forma el hombre que se propone comprar afecto con actos benévolos queda desilusionado al comprobar la ingratitud del otro, ya que es  típico de los humanos  estar más dispuestos  a conceder su afecto a quienes menos lo solicitan, ahora cuando sucede lo contrario y han sido sobreprotegidos por una  madre posesiva  que tiene como necesidad que el niño dependa de ella más que fomentar la independencia y entregar una visión de mundo seguro, las personas buscan un lugar protegido en donde se garanticen que serán admirados aunque no sean admirables y elogiadas aunque no sean dignas de elogios (Russell, 1932).


El hombre es un proyecto que se vive subjetivamente


 La idea central del  texto encuentra su núcleo en este punto ya que la intención ha sido poner en manifiesto que el afecto y los vínculos son teñidos por esa necesidad imperiosa del ser humano de buscar en otro aquello que carece olvidándose de la realización personal.


 Para que la persona logre relaciones  idóneas primero debe centrar su mirada  en fortalecer el capital o potencialidades que posee siendo tres los aspectos fundamentales que el hombre debiese desarrollar los cuales son autonomía e independencia social, autorrealización, orientación por la meta y el sentido.


3 comentarios:

  1. Todo lo que has dicho es acertado. Desde pequeño (incluyéndome) nos inundan con imágenes de matrimonios o parejas, que superan las barreras más terribles y difíciles para estar juntas y felices. Creando un arquetipo que cada vez toma más fuerza. Al punto de ideal a esta pareja, los hombres se le enseñan que la mujer con buen busto y trasero son la mejor elección, y a la mujeres busquen hombres musculosos y sin pelo en pecho o que tenga un atractivo que te cautive (estoy puro inventando en este punto, por que desconozco que le atraen las mujeres). Esto me a provocado en mí, como ejemplo,cuestionario si en verdad me enamoro de una persona o simplemente sigo un patrón que me "impusieron" para encontrar la dicho felicidad. Siendo el momento y las circunstancias entre un hombre y la mujer, la única verdad que me indicara si existe ese llamado amor, aunque de igual forma puede fallar. También debo estar de acuerdo, en el desarrollo que una persona debe hacer, con respecto a su individualidad, que nos diferencia de otras personas y nos hacen únicos. Ya lo decía Miguel Serrano (te invito a leerlo, pero debo advertirte sobre su ideología de nacional socialista, nazi, aunque descartandola tiene muchos aspectos interesante que se pueden rescatar), mencionaba, en un aspecto esotérico, sobre la importancia de nacer dentro de nosotros el cuerpo astral, que representaría nuestro individualidad y que nos volverían inmortales, al dejar de lado la parte carnal de una relación, si no mal recuerdo. Claramente si comenzamos a interpretarlo y reflexionar sus palabras, no tan literal, tal vez se refería a este aspecto individual que debemos ejercitar y dejar de lado el amor ideológico, por que eventualmente aparecerá sola en algún momento. Hay que destacar que Serrano menciona mucho en sus textos a Nietzshe, un autor que has mencionado mucho, como también a Jung y Herman Hesses. En fin, sin más que decir, dejo mis saludos. Gracias por compartir tu texto.

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  2. es interesante el análisis de la construcción de las relaciones amorosas y el concepto amor, históricamente y como ha sido mercantilizado en nuestros días. Sería interesante en un próximo artículo ampliar el tema del último párrafo.

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